Inconvenientes

Ya hemos visto que los MOOC (Massive Open Online Course) es una modalidad educativa surgida en el año 2008. En su momento fue calificada como la herramienta que provocaría un cambio significativo en el sector educativo. Ya en su momento el New York Times definió el año 2012 como el año de los MOOC.

Hasta ahora hemos analizado su origen y evolución, los distintos tipos que existen, plataformas educativas dónde encontrarlos y los objetivos y ventajas de estos cursos. Es el momento de detectar sus inconvenientes, debilidades y/o aspectos a mejorar/reconvertir:

1. Son cursos masivos, con muchos estudiantes que los inician y pocos los que los terminan. El propio fundador de Udacity (una de las principales plataformas de estos cursos), Sebastian Thrun afirmó que los MOOC eran un mal producto, ya que menos del 10% de los estudiantes MOOC logró completar cada clase. “¿Cómo pueden decir que las clases están revolucionando la educación, si nadie las está terminando?” (Deamicis, 2014, recogido en Laaser). También Reich y Ruipérez-Valiente (2019) muestran cómo los datos de participación, número de cursos y el número de certificaciones han caído drásticamente en los últimos años.

2. Muchos cursos MOOC se diseñan como si fueran una colección de vídeos a los que se añade un foro, en los que hay poco acompañamiento del profesor y el estudiante debe ser en gran medida autodidacta. Esto implica seguir un modelo de enseñanza a distancia tradicional, sin fomentar un aprendizaje adaptado o personalizado (Laaser).

3. Si los MOOC presentan una alta tasa de abandono, no es posible saber si los resultados de aprendizaje son significativos. Además también es difícil detectar si las evaluaciones entre pares son demostrativos de aprendizajes, y existe una falta de retroalimentación y baja interacción (Laaser, 2014). La evaluación por tanto es algo pendiente y como se señala Bates (2015): las propias instituciones que los ofrecen no reconocen sus certificados para ingresar a la educación formal.

4. En la expansión de estos cursos concurrieron varios factores, siendo uno de los más significativos “los intereses económicos de las multinacionales por abrir al mercado de los contenidos educativos a una audiencia mundial” (Laaser). Se ofertaron cursos a precio cero, como se hace en el lanzamiento de un nuevo producto y se generó el ruido mediático necesario a su alrededor, cuando estos cursos tienen un coste de desarrollo elevado. Esto lleva a plantearse si realmente es una nueva vía de formación o solamente un nuevo negocio para generar un nuevo mercado emergente de pago por certificados, bajo el reclamo de la gratuidad de la enseñanza (Conole, 2016).

En la expansión también estuvo la presión económica sobre las universidades (sobre todo estadounidenses), que encontraron en este producto una forma de economizar recursos a nivel mundial. Según un cálculo ampliamente citado, el mundo tendría que construir por semana más de cuatro nuevas universidades de 30.000 estudiantes para dar cabida a los niños que alcanzarán la edad de inscripción para el año 2025; sin contar los millones de adultos en busca de educación o formación profesional. Las universidades también están bajo tremenda presión financiera, especialmente en los Estados Unidos, donde el alza en las tasas de matrícula, y la constante expansión de la deuda estudiantil, han dado lugar a una reacción de los políticos, los padres, y los estudiantes; exigiendo saber de los políticos hacia dónde va su dinero (Waldrop 2013).

5. Según Keen (Internet no es la respuesta, 2016, Cátedra)) los MOOC siguen la estrategia de las grandes empresas para buscar que el resto de competidores tengan la menor presencia posible, al acaparar el éxito masivo con estos cursos, utilizando estrellas académicas como Michael Sandel. “Estos cursos están pensados para reforzar las jerarquías existentes y monetizar el prestigio institucional”.

6. Todo esto puede llevar a considerar que existe el riesgo de convertir este tipo de formación en un gran negocio, de mcdonalizarlo. Si se extiende la formación a través de esta vía realizado por unas pocas universidades norteamericanas de prestigio, se puede llegar a abandonar la diversidad cultural y lingüística de distintos contextos, con una extensión de la cultura anglosajona, con una neocolonización cultural (Rivard, 2013, recogido en Silva-Peña y SalgadoLabra).

7. En otro análisis se puede ver que los cursos están ofertados por universidades de prestigio y dirigidos hacia a los sectores mejor educados, de mayor edad y más empleados de la sociedad, es decir, atraen a los ya formados en vez de expandir el acceso a aquellos que no tienen formación en estos niveles (Bates).

8. Otra de las inconvenientes tiene que ver con los materiales de los MOOC, que pueden presentar limitaciones de propiedad intelectual o restricción de acceso para su reutilización como recursos educativos abiertos, de forma que sigue limitándose el acceso al conocimiento a grandes capas de la población mundial (Bates).

9. R. Schulmeister, un pedagogo alemán, ha resumido los puntos críticos, después de haber participado en varios xMoocs (Schulmeister 2012, recogido en Laaser) de los MOOCs. Además de los ya indicados (falta de retroalimentación y baja interacción, altas tasas de deserción, no hay comprobación fiable de los resultados del aprendizaje y de las evaluaciones entre pares), podría agregarse que existen muchos temas diferentes, pero sin un currículo, con una sobrecarga de información en términos de calidad y estructura, especialmente válido para los cMOOC.

10. Un aspecto a cuidar sería los peligros por suplantación de identidades a través de la red (Youngberg, 2012, recogido en Silva-Peña et al.).

11. También el riesgo de “simplificar” los procesos académicos al grado de desvincular la formación universitaria de la investigación. El reemplazo de la formación tradicional también puede traer implicancias en la desvinculación de programas con procesos de práctica en aula, que limite los necesarios procesos de reflexión sobre la acción.

12. Hay un inconveniente esencial que es la necesidad de Internet, que puede conllevar una extensión de la brecha digital, así como una falta de adaptación (de momento) de estos cursos a dispositivos móviles. (Vázquez, E& et. al.)

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